domingo, 10 de agosto de 2008

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El camino ya lo conocía, no era nuevo para mí, un viaje de 3 horas que pasaron rápidamente debido a un entusiasmado grupo de acompañantes que entre huesos, pueblitos desolados y casitas pintorescas; con chispa de humor y carcajadas, llegamos a nuestro destino. A penas bajamos del carro, la cámara hizo su trabajo y nos inmortalizó en el paisaje.

La espera fue larga pero valió la pena. Varias horas dándole importancia a un pedazo de cartón y a latas llenas de pintura, hicieron que estos últimos minutos antes de contemplar el trabajo final me llenaran de orgullo. Algo que no sólo fue satisfactorio para mi, sino que también lo fue para aquella persona que me enseñó que podía usar mis manos y crear bellos cuadros.

Se convirtió en un día insólito, gracioso y extraño a la vez. Después de una tarde de confesiones elocuentes, ocurrentes y bromas exageradas, terminamos en un juergorio total .Entre la música y el trago sucedió lo inesperado, una persona maliciosa inmortalizó en video lo sucedido esa noche;que al enterarme de la existencia de éste ,fue eliminada al instante.

Era una tarde de invierno, salimos de recorrer museos ,parques y tiendas cuando arribamos allí, era un lugar nuevo y diferente, donde la interacción se podía ver por todos lados. Ahí me encontraba, en medio de un circuito de aguas a punto de iniciar el juego, cuando un mal paso provocó risas pero sin importarme continué .Al final me costó caro, ya que gané un fuerte resfriado.

Fue un verano divertido, relajante y desestresante, dejando de lado las obligaciones, tareas y otras ocupaciones que nublan la mente. Pero ya se terminaba y no había otra forma de finalizarlo que con un buen chapuzón en la piscina, acompañado con las personas que más quiero, mi familia.

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